Se ha convertido en tema de debate la iniciativa de prohibir la tenencia de armas para personas particulares, teniendo en cuenta los altos niveles de delincuencia y el aumento de la victimización de la población, especialmente en sectores industriales que poseen bienes de alto valor y de fácil reducción por los delincuentes; Esta iniciativa se contrapone a otra propuesta que permitiría tener más acceso a la compra de armas y que consagraría el derecho a tener armas a nivel constitucional al estilo de países como Estados Unidos, en el cual las leyes no pueden restringir este derecho; ¿ Cuál es la mejor alternativa? Entre estas dos propuestas ninguna es buena, la prohibición total de armas solo genera mercado negro, contrabando y no permite ningún control de la tenencia y uso de las armas por los particulares, es iluso creer que al prohibirlas dejaran de circular armas en el país; la segunda alternativa conlleva el riesgo opuesto, crecería el uso de las armas, se crearía una falsa señal de seguridad al contar con un arma y se establecería una suerte de provisión armamentista por los particulares que abriría una nueva fuente de armas para los delincuentes, la experiencia comparada y los reportes de las autoridades policiales locales han confirmado que un porcentaje importante de las armas inscritas terminan en manos de delincuentes que las roban de los mismos hogares y luego son adulteradas para borrarle los registros y utilizarlas en otros delitos más graves. No podemos deducir o inferir que si en Chile se garantizara el acceso a las armas como en Estados Unidos, empezarían los casos de atentados en colegios, universidades o se iniciarían tiroteos por motivos de odio, discriminación o violencia por motivos políticos, religiosos o racistas, pero no es muy difícil entender que en el único país donde mueren más menores de edad por tiroteos que oficiales policiales al año es en EE.UU, nación que garantiza el libre acceso a las armas, incluso por adolescentes. El control de armas tiene que existir, los particulares tienen que tener el derecho a poseer armas, pero con estrictos controles, con evaluaciones psicológicas periódicas y rigurosas, con un registro de las municiones (ADN Balístico) y con estrictos controles de todo el proceso logístico que implican las armas, desde su fabricación, importación, almacenamiento, venta y uso, para que no vuelvan a ocurrir hechos como los robos de armas desde las mismas instalaciones policiales o militares o que más de 50 efectivos militares y policiales reconozcan que han robado armas y municiones que lamentablemente terminan en manos de narcotraficantes y crimen organizado.
