FINANCIAMIENTO Y PENSAMIENTO DIGITAL

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Por Pedro Reyes Norambuena, académico Universidad Católica del Norte.

En general, el plantear como mejora a la productividad la tecnología implica no sólo lo relacionado a incorporación de equipamiento físico o digital, sino también un perfeccionamiento de la técnica, donde la formación en procesos ágiles en las actividades diarias pueden aprovecharse en trabajadores más experimentados, quienes en simple son capaces de “hacer bien lo que saben hacer”. También las nuevas generaciones, son nuevos talentos que aprenderán de la práctica de la empresa y con ello potenciarán sus habilidades y conocimientos. La inversión en capital humano y gestión del conocimiento, permite obtener un retorno en los resultados de la empresa, traducidos en productividad que impacta en el mediano y largo plazo en reducción de costos o aumento de ventas.

De acuerdo al Reporte Regional Despega Mipe 2020, realizado por el Observatorio Laboral Coquimbo, el 61% de las empresas regionales encuestadas manifiesta que sus actividades y operaciones se encuentran con dificultades significativas. Por otro lado, el 49% declara no saber o no tener acceso a financiamiento o crédito.

El grupo que puede tener acceso a financiamiento, o sea el 51%, accede en gran medida a la banca y fondos de apoyo de tipo estatal o no gubernamental, con el fin de pagar principalmente costos de producción. Tal vez la necesidad detectada en el mismo reporte relativo a formarse en temas asociados a ventas, reinversión del negocio y transformación digital, deben relacionarse a la búsqueda de salidas ante dificultades actuales frente a los efectos de la actual pandemia, optando por las oportunidades que presentan los desarrollos tecnológicos de los últimos años.

Como se mencionó al principio, previo a incorporar tecnología asociada a elementos externos como equipamiento ó digitalización, se debe partir con mejoras en factores internos como el pensamiento digital; esto permite potenciar la visión de futuro que el empresario proyecta para sus operaciones y productos.

La transformación digital implica reordenar las prioridades en cuanto al valor de la organización en el logro de sus metas; la adaptabilidad para la reconversión laboral y el pensamiento digital son los puntos de partida para sostener el negocio actualmente y en los siguientes años.

Es importante continuar en la senda de acompañar a empresas que por distintos motivos no acceden a financiamiento, transmitiendo la experiencia de quienes han accedido; en ambos casos el foco de financiamiento debe impulsar medidas que permitan mejorar la productividad, incorporando tecnologías en las competencias de los trabajadores y la incorporación de activos que forman parte de la llamada industria 4.0.

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