En la entrevista se revela el rol social de la organización, lo difícil que es poder mantenerla sin apoyos públicos y también sobre el amor que cada colaboradora entrega en el cuidado a los niños y niñas beneficiados. En medio de lo que está aconteciendo producto del COVID-19 y su apretada agenda, María Eugenia conversó con nuestro medio. sobre esta sociedad,
la que desde 1913 gesta su trabajo, el que nace de un grupo de mujeres de reconocidas familias serenenses, quienes decidieron entregar ayuda a los niños y niñas mas necesitados de la zona; enseñar a las madres a cuidar a sus recién nacidos y entregar alimento a los alumnos en riesgo social del colegio Justo Donoso; hoy colegio Elena Bettini.
¿Cuáles son las principales funciones de la corporación?
Atender a mas de trescientas familias, pertenecientes al 40% mas vulnerable de la población. Entregamos ayuda complementaria a la de los CESFAM, ya sea en leche y otras fórmulas lácteas, complementos nutricionales y medicamentos. Entregamos talleres de formación a las madres, educación sexual a adolescentes, entre tantas otras cosas.
¿Cuáles son las principales problemáticas a las que se ven enfrentadas?
Algunas madres son drogadictas y el cuidado queda a cargo de la abuela, nuestra tarea es proteger a estos niños, pero es difícil, la protectora no cuenta con recursos del Estado o las Municipalidades, sólo se sostiene con dineros de una herencia testada en 1935. Le consultamos también sobre su opinión sobre lo sucedido en los últimos años con varios niños del SENAME,
revelando que como protectora tratan de evitar a toda costa el ingreso de niños a estos hogares. Reyes hace especial énfasis en potenciar un trabajo en red de todas las instituciones que trabajan con niños, esto con el fin de velar por su bienestar y evitar que ellos caigan en situaciones lamentables que puedan desfavorecer su positivo desarrollo social, la idea es apoyar, acompañar la infancia de cientos de menores y ser un pilar de apoyo en los primeros años de sus vidas.
